31. Alejo-I-Comneno,
bueno, a mi me llegó un correo todo raro que parece ser de argentina, y me mata de risa porque es algo supremamente fácil de identificar, y que huele a estafa.
Aunque no sé, mas bien yo o clacificaría dentro de cosas extremadamente random.
El tema es que mi correo está hecho de la unión de mi nombre y el nombre de mi hermano y pues entre jerónimo y camilo queda jeromilo, pero el coso este lo toma como si ese fuera mi nombre real, en serio me mata de risa eso.
fila 2 columna 2 Hernán Casciari , ¿Conocías la leyenda sobre el primer milo que llegó a tu pueblo? , 29/9/23 , /?c=abel (https://tienda.orsai.org/casciari/?c=abel&n=jero) Si no creés en la suerte, ni entres. Saludos, Hernán. casilla de verificación marcado.
Cuenta la leyenda que cuando el primer milo llegó a tu pueblo, a finales del siglo XIX, una maldición cayó sobre él y sobre su descendencia. Se llamaba Abel y sufrió mucho, porque nunca fue afortunado en el juego ni tampoco en el amor.
Una tarde una bruja le dijo: «Tienes un maleficio de larga duración: jamás tendrás suerte, ni tampoco tus hijos, ni los hijos de tus hijos, ni el resto de los milo de tu pueblo y alrededores».
Abel milo empezó a llorar. Entonces la bruja le dijo: «¡Espera!» Aquí veo algo... No será ahora, pero en muchos, muchos años, alguien de tu sangre cuyo nombre será jero milo tendrá por fin un golpe de suerte».
«¿jero milo?», dijo Abel, y le brillaron los ojos.
La bruja continuó: «Sí. Un día esta persona del futuro llamada jero milo recibirá un 50% de descuento en todos los libros de un escritor ignoto y, al usar ese descuento, todos los milo serán bendecidos por la suerte hasta el fin de los tiempos».
Al oír esto, Abel milo lloró de felicidad, pues comprendió que la maldición terminaría algún día para los de su estirpe.
Obviamente, esto es una leyenda... Pero por las dudas te dejo el link a todos mis libros a mitad de precio. Esta promo vale solo para quienes se llamen jero milo y dura solamente 24 horas.
https://tienda.orsai.org/?c=abel
Si no creés en la suerte, ni entres.
Saludos,
Hernán
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